Los orígenes del asentamiento de Los Millares (a 17 km. de Almería) se remontan al periodo conocido como Calcolítico (3000-2300 a.c.). El elemento más antiguo conocido del yacimiento es la tumba XIX, que data de finales del IV milenio y principios del III a.c. En cuanto a su estructura más tardía, tenemos el fortín 1, de finales del III milenio a.c., momento en el que posiblemente los habitantes de Los Millares sufrieron numerosos ataques que obligaron a su abandono.
Puerta principal en forma de barbacana de Los Millares |
Situado geoestratégicamente sobre una elevación con forma de espolón entre el río Andarax y el barranco de Huéchar, en el momento de su ocupación definitiva contó con tres líneas de murallas para su defensa, y durante su periódo de máximo esplendor, esta plaza casi inexpugnable era protegida por torres y bastiones, además de un gran anillo exterior que protegía la zona más débil entre los dos ríos, en la que sobresalía imponente la puerta de entrada o barbacana. Un elemento muy llamativo es la contrucción de, al menos, trece fortines ubicados en diversas colinas al este y sur de la fortaleza, todos ellos con buena visibilidad entre ellos mismos, así como con el propio poblado y la necrópolis, dando motivos para pensar que su función fuera la de ser puestos adelantados para vigilar y avisar de la posible llegada del enemigo. En cuanto a la necrópolis, se extendería por la pendiente frente a la muralla, albergando más de cien tumbas, la mayoría tholoi.
La función defensiva del asentamiento de Los Millares resulta incuestionable, cuyo objetivo era asegurar el control de los recursos y agrícolas y mineros de la zona, siendo un elemento de tal imponencia que resultaría muy disuasorio frente a las comunidades que habitaban en los alrededores, identificadas con otro tipo de enterramientos, los sepulcros megalíticos. En el sudeste de la Península Ibérica conocemos otros poblados fortificados del mismo horizonte cultural, como El Almizaraque o El Barranquete en Almería, El Malagón o el Cerro de la Virgen en Granada o Cabezo del Plomo en Murcia. Estos poblados solían tener unas dimensiones bastante reducidas. De este modo, Los Millares tenía un tamaño de cinco hectáreas y albergaba una población aproximada de mil habitantes.
La organización de los poblado fortificados en el interior es algo de lo que se carece del conocimiento suficiente, ya que han sido mínimas las excavaciones en extensión. Si bien es cierto, se sabe que las casas eran de planta circular sin divisiones internas. No obstante, si que se han encontrado estructuras de planta rectangular, pero no se sabe a ciencia cierta cual sería su funcionalidad. Estos poblados fortificados han sido considerados como un elemento caracterísitico del Calcolítico, pero las últimas investigaciones han dado a conocer multitud de poblados al aire libre con estructuras edilicias más perecederas y con una larga vida en dicho periodo.
Bibliografía:
VV.AA., Prehistoria de la Península Ibérica, Ed. Ariel, 2007.
Almagro M., Arribas A., El poblado y la necrópolis megalítica de Los Millares, Biblioteca Prehistórica Hispanica III, 1963