"La incomprensión del presente nace, fatalmente, de la ignorancia del pasado". Marc Bloch

"La historia es el progreso de la conciencia de la libertad". Hegel

jueves, 25 de agosto de 2011

La Revolución mexicana en imágenes

Hace 101 años ya del inicio de la Revolución mexicana, un acontecimiento que supuso el fin de 34 años de Porfiriato y dio a conocer al mundo a personajes de la talla de Emiliano Zapata, Pancho Villa o Venustiano Carranza. Los mismos hechos bastaron para que se produjera una gran repercusión internacional. Sin embargo, fue la gran labor informativa por parte de pioneros en el fotoperiodismo como Agustín Víctor Casasola, los hermanos Cachú o Jimmy Hare la que permitió poner en conocimiento al mundo estos hechos, e incluso inspirar esa cosmogonía romántica entorno a las primeras figuras de la revolución, dotándolas de aquellos valores que parecen intrínsecos a toda lucha, a priori,  en favor de los ideales democráticos: libertad, igualdad y fraternidad. Las siguientes fotografias son un ejemplo de esa labor testimonial. 

Guerrilleros zapatistas en Cuernavaca, Morelos (1910)


Madero entrando triunfal en Cuernavaca, Morelos (1910)

Fotorreporteros en Ciudad de México (1910)


De izq. a dcha. Urbina, Villa y Zapata en Ciudad de México (1914)


Autorretrato de Agustín Víctor Casasola
Combatiente carrancista (1914)


Marines estadounidenses en Veracruz (1914)


Protesta por la intervención estadounidense, Ciudad de México (1914)



Soldaderas mexicanas


Cuerpo sin vida de Emiliano Zapata (1919)


Asesinato de Pancho Villa en Hidalgo del Parral, Chihuahua (1923)

Fuente:
- Berumen, Miguel Ángel (dir.),  México: fotografía y revolución. Ed. Lunwerg, 2010.

Links:
- La fotografía y la Revolución mexicana

sábado, 20 de agosto de 2011

Tierradentro, el corazón de Colombia

Hipogeos de Tierradentro
El Parque Arqueológico de Tierradentro fue creado en el año 1945 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Se encuentra en el sur de Colombia, entre los departamentos de Cauca y Huila, a caballo de los municipios de Inza y Benalcázar, en las faldas de la montaña andina de mayor altura de Colombia, el Nevado del Huila, de 5750 metros de altura.

Su nombre fue dado en el siglo XVI por los soldados españoles al mando de Sebastián de Benalcázar. No obstante, los primeros testimonios sobre Tierradentro los encontramos en los escritos del fraile Juan de Santa Gertrudis en el siglo XVIII, quien habla de “un lugar llamado Pedregal” en el que de unas tumbas que fueron excavadas “dos personas volvieron riquísimas y poderosas” debido a esa actividad extractiva.
          
Espectacular acceso a un hipogeo
Sin embargo, no es hasta bien entrado el siglo XX, en concreto el año 1936 con las investigaciones de Hernández de Alba y Pérez de Barrados con las que se inician los primeros estudios de las tumbas e hipogeos con fines científicos. El parque arqueológico tiene una superficie de unos siete km2 y se halla compuesto por varios lugares de referencia. En primer lugar los hipogeos, ubicados en las cimas de las colinas, alcanzan una profundidad de unos seis metros, a los que se accede a través de unas escaleras de caracol que permiten el acceso a la cámara funeraria. Estudios arqueológicos recientes han permitido constatar que fueron utilizados durante 1400 años en un periodo comprendido entre el 700 a.c. y 700 d.c., sin embargo, la autoría de los mismos es una verdadera incógnita. Actualmente, son los indios paeces los que habitan la región de Tierradentro, pero no se ha podido constatar la relación de la cultura páez con el yacimiento, ni tan siquiera que pueda ser una cultura heredera de los autores de los hipogeos. Estos tienen una particularidad especial, y es que en sus paredes, techos y columnas se aprecia una exquisita labor pictórica. Se pueden apreciar motivos geométricos y figurativos de distintos colores.
         
Otro bien representativo del parque son las estatuas, elaboradas en una etapa posterior a los hipogeos por otra cultura diferente, de las que se han hallado similitudes en lugares cercanos como San Agustín. Son estatuas antropomorfas con brazaletes, collares y pulseras. La diferencia con las de San Agustín es que estas últimas están relacionadas con el culto al jaguar, ya que aún siendo antropomorfas poseen rasgos felinos, mientras que las que encontramos en Tierradentro carecen de estas características.
Además el parque posee elementos de la etapa colonial, de los cuales los más representativos son las iglesias, como la iglesia de Santa Rosa de Capicisco y San Andrés de Pisimbalá.
Por otra parte,  los hallazgos excavados en entierros primarios e hipogeos se encuentran concentrados en el museo arqueológico, el cual alberga material lítico y cerámica. Además,  existe un museo etnográfico donde se pueden apreciar objetos y usos de la cultura indígena páez.

Interior de un hipogeo de Tierradentro

Fuentes:
Herrera Gómez, Diego (dir.), Parque Arqueológico Nacional de Tierradentro, Instituto colombiano de antropología histórica, 2011.

Links:

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