"La incomprensión del presente nace, fatalmente, de la ignorancia del pasado". Marc Bloch

"La historia es el progreso de la conciencia de la libertad". Hegel

sábado, 19 de marzo de 2011

El templo de Diana de Emérita Augusta


En el corazón de la colonia romana de Emérita Augusta se alza sobre su podium, imponente, el templo de Diana. Esta errónea denominación, popularmente acuñada tras siglos de tradición, tiene su origen en las conclusiones tomadas por el historiador de la ciudad, don Bernabé Moreno de Vargas, recogidas en su obra Historia de la ciudad de Mérida, que salió a la luz en 1633. Tras llevar a cabo sus propias pesquisas, don Bernabé, hombre erudito con inquietudes en materias históricas, arqueológicas y de un profundo conocimiento bibliográfico, habló del templo en la citada obra de la siguiente manera:

"...adonde ahora están las casas de D. Alonso Mexía de Prado, caballero de la orden de Santiago y señor de la villa de Villa-Mejía, fundaron los romanos un insigne templo a la diosa Diana. Porque a imitación de aquel famoso de Epheso, contado por una de las siete maravillas del mundo, le edificaron otros muchos en Roma y en las colonias del imperio y este de Mérida, dice el obispo Mondoñedo, que fue muy suntuoso, y lo manifiestan las columnas que hoy tiene de altor de 30 varas cada una, por cuya causa es llamado aquel sitio la Casa de los milagros, como lo fue el otro de Epheso."

Grabado del templo de A. Laborde (1791)
 Hoy, la información arqueológica que conocemos, como que su emplazamiento estuviera en el centro del foro municipal, los hallazgos en los alrededores de una inscripción que hacía referencia a Publius Atennius Afer, flamen augusti, una esfigie del genius Senatus y una estatua cultual de un emperador, posiblemente Claudio, nos permiten asegurar que no se trata de un templo dedicado a Diana, como el templo de Éfeso que cita Moreno de Vargas, sino más bien un templo para rendir culto al emperador.
Como se entiende en el texto arriba citado, el templo fue ocupado en el siglo XVI por una familia nobiliaria que aprovechó sus columnas para edificar su hogar, conocido como el Palacio de los Corbos. Como bien señala Álvarez Martínez en su artículo "El templo de Diana", fue gracias a la contrucción de dicho palacio lo que permitió que llegara hasta nuestros días la estructura del edificio en condiciones tan notables.


 En lo que a su arquitectura se refiere, estamos ante un templo de planta rectangular, períptero, con seis columnas en la fachada (hexástilo) y once en sus lados de mayor longitud, con capiteles de estilo corintio, que reposan sobre un podium de 3,23 metros de altura. Los sillares empleados en su edificación son de granito, material extraído en las canteras cercanas al embalse de Proserpina, y se cubrían con una fina capa de estuco. El frontón estaba formado por un arco de descarga en el tímpano, a su vez compuesto por dovelas de granito, que recuerda en buena medida al de Augustóbriga (Talavera la vieja, Cáceres). El templo se hallaba inserto en un espacio rodeado por un pórtico, del que todavía se percibe parte de su muro, formando un escenario de carácter sacro, ajardinado y con dos estanques en sus laterales. Los estudios realizados en sus cualidades arquitectónicas han permitido fechar el templo en época de Tiberio (14 d.c.- 37). 
En los últimos años, el templo estaba aislado tras un vallado que impedía su inserción en el entramado urbano, pero recientes reformas han recuperado el espacio público donde se encontraba, tomando de nuevo el papel preeminente que con justicia le correspondía y así, ser disfrutado por turistas y emeritenses.

Fuentes:

Álvarez Martínez, José María y otros. Conjunto Arqueológico de Mérida. C.M.E., S.A. - Diario HOY, 1994.
Moreno de Vargas, Bernabé. Historia de la ciudad de Mérida. Diputación de Badajoz, 1992.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Quizás le interese:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...