"La incomprensión del presente nace, fatalmente, de la ignorancia del pasado". Marc Bloch

"La historia es el progreso de la conciencia de la libertad". Hegel

viernes, 1 de abril de 2011

Alcatraz, una fuga imposible


La famosa isla de Alcatraz se encuentra en la bahía de San Francisco, California. Fue descubierta  en 1775 por el explorador sevillano Juan Manuel de Ayala que, bajo órdenes del virrey Bucareli, inspeccionó la zona norte de California para un posible asentamiento. La gran cantidad de alcatraces que anidaban en la isla, hizo que Ayala la bautizara como la "Isla de los Alcatraces". Dos siglos más tarde, en 1934, siendo la isla plenamente estadounidense, el Departamento Federal de Justicia inauguraba una cárcel de máxima seguridad donde albergar a los mafiosos y asesinos más peligrosos del país. Durante 29 años, hasta 1963, año en el que quedó clausurada como penitenciaría, fue alimentándose el mito de la prisión gracias a  los múltiples intentos de fuga, motines y a los famosos gángsters que por ella pasaron, como Al Capone o Machine Gun Kelly y otros reos ajenos a la mafia, como el famoso Pajarero de Alcatraz, Robert F. Stroud. Concretamente, se produjeron catorce intentos de fuga, ocho asesinatos y cinco suicidios, pero en la presente entrada nos centraremos en los presos que intentaron, con éxito dispar, la evasión de la cárcel más famosa del mundo, y que hoy en día gracias a ellos se ha convertido en uno de los lugares más visitados de San Francisco.

Ficha de ingreso de J. Bowers
En 1936, dos años después de la inauguración de la cárcel, se produjo la primera tentativa de fuga, de la mano del recluso Joe Bowers, quien ingresó en prisión el 4 de Septiembre de 1934. Enseguida dio muestras de su incapacidad para adaptarse a las estrictas normas de Alcatraz, a lo que habría que añadir un mal estado de salud mental. Un mes antes de su fuga, se le asignó la dura tarea de clasificar metales y quemar residuos en la incineradora de la prisión, muy próxima a la orilla, trabajo muy impopular entre los reos, ya que eran muchas las horas que pasaban en soledad sufriendo las inclemencias del tiempo y viendo como, a tan solo unas metros de distancia, no dejaban de pasar barcos turísticos que recordaban los tiempos de libertad. En un arrebato, Bowers intentó saltar la zanja metálica que le separaba del mar, por lo que el vigilante le disparó y su cuerpo cayó al suelo sin vida. Sin embargo, algunos testigos afirmaron que no intentaba huir, sino que pretendía alimentar a una gaviota posada en la verja.

Doc Baker
El 13 de Enero de 1939 cinco presos, Doc Baker, Dale Stamphill, William Martin, Henry Young y Rufus McCain intentaron la fuga a través de la unidad de aislamiento, donde rompieron los barrotes de la celda. Lograron salir por la ventana sin despertar sospechas e incluso alcanzaron la orilla oeste. Sin embargo, los guardias apostados en ese lado de la isla los avistaron. Fueron avisados de que había armas apuntándolos, por lo que Martin, Young y McCain desistieron de la huida, pero Stamphill y Baker se negaron a rendirse, por lo que fueron tiroteados. El primero murió en el acto y Baker días después en el hospital.

John Giles
Otro intento de evasión fue el perpetrado por John K. Giles en 1945. En la lavandería de Alcatraz, donde Giles trabajaba, los presos recibían y lavaban los uniformes del ejército, llevados hasta allí en barco. Pacientemente, Giles fue robando las distintas prendas de un uniforme de sargento hasta que lo compuso al completo y pudo infiltrarse en el barco militar que transportaba la ropa. Su desgracia fue que uno de los oficiales del barco lo descubrió, y en un intento desesperado, simuló estar tomando notas para comprobar el estado de unos cables, pero el oficial no cayó en la trampa y fue encarcelado de nuevo.

Frank Morris
La última fuga de Alcatraz fue la más famosa, gracias a que fue brillantemente llevada al cine por Don Siegel en la película Fuga de Alcatraz (1979), en la que Clint Eastwood daba vida al reo Frank Lee Morris. La fuga de Morris fue preparada conjuntamente con Allen West y los hermanos Clarence y John Anglin. Cada uno logró hacer un agujero en su celda a través del hueco del respiradero. Además, se las ingeniaron para fabricar una balsa, chalecos salvavidas y unas cabezas hechas con pelo de la barbería y cartón, que pondrían en sus camas para confundir a los guardias durante la noche. El 11 de Julio de 1962, ejecutaron el plan, huyendo por los agujeros, que daban al pasillo de mantenimiento, pero sin West que no pudo salir, quizás por miedo, de su celda. A través de allí accedieron al sistema de ventilación, y de ahí al tejado desde donde bajaron al suelo por unas cañerías. Una vez saltadas unas vallas lograron llegar a la orilla, donde inflaron la balsa y se adentraron en el mar. Lo que pasó después jamás se supo. ¿Murieron ahogados? ¿Fueron devorados por los tiburones? ¿Llegaron sanos y salvos a la costa?. Quién sabe, la fama de esta huida está precisamente en su misterioso final, y quizás el bueno de Frank esté riéndose de todos desde el sofá de su casa, tan feliz.

Fuentes:

Forssman, Alec. Prisioneros de Alcatraz. Vivir entre rejas en "La Roca". Historia y Vida, num. 475, Octubre 2007, pp 88-93.

Páginas Web:

http://www.alcatrazhistory.com

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